De los concursos y licitaciones
Luciano Cassisi ha publicado en ForoAlfa un texto en que califica de “estafa” a las licitaciones o llamados a concurso en diseño y otras actividades “creativas”. Y creo que acierta al exponer la vulnerabilidad del diseño ante esta práctica habitual que a diferencia de lo que ocurre con otras disciplinas nos deja, a quienes diseñamos, obligados precisamente al virtual “regalo” (por no decir HURTO) de ideas, formas, estilos y decisiones conceptuales, elementos que constituyen la esencia perceptible de lo que hacemos.
La experiencia de variados profesionales de diseño y la mía incluida no ha estado exenta de grandes y pequeños robos de propuestas imputables a esta práctica, a esta suerte de catálogo abierto de ideas que suelen ser los llamados a concurso.
Oponerse enérgicamente al trabajo especulativo (ver NO-SPEC) es un paso inicial necesario y casi obvio, por el cual estamos obligados a exponernos a la realidad de nuestra profesión, definiéndola como una respuesta emotiva, perceptual y funcional a la necesidad o la demanda de alguien, que nos coloca tras la búsqueda, conceptualización y ejecución de soluciones que realmente sean lo que prometen ser: soluciones efectivas, eficientes y relevantes para la comunicación o para mejorar las experiencias de vida humana.
Digo esto porque a fin de cuentas quien roba una solución formal, un diseño en su dimensión perceptible (el formato de una publicación, el uso de materiales, las combinaciones de colores, la proporcionalidad ergonómica, etc.) lo hace en la creencia de que cualquier solución basada en un brief escueto y sin intermediación del mandante (ya sea como comercializador, distribuidor o comunicante) puede ser buena en tanto satisfaga (como indica Cassisi) criterios del gusto apropiado o no a la circunstancia del encargo –¡cuando esto se toma en cuenta y no se carga la decisión formal al gusto de un directorio de empresa, o de un product manager!-, descontando que naturalmente queda implícito en el “robo” que la buena idea de diseño es gratis y descontextualizable sin pérdida de calidad.
¿Es así?, ¿estamos de acuerdo con esto?, ¿por qué la definición de cargo de algunos encargados de marketing y product managers no estipula dentro de sus responsabilidades la de diseñar, de tal forma que el costo implícito sea imputable a los honorarios de estos personajes?, ¿es válido que regalemos horas de sueño, de vida, de trabajo productivo para alimentar portafolios ajenos?
Estoy de acuerdo que en ciertas ocasiones hay un costo de riesgo y oportunidad frente a los cuales se está dispuesto a trabajar concienzudamente y exponer parte del trabajo con el objeto de aspirar a un encargo de proyecto mayor. Esta suerte de incentivo en situaciones de gran incertidumbre pueden convertirse en valiosas oportunidades para optimizar procesos o para productivizar mejor la oferta del diseñador, pero ¿qué pasa cuando este riesgo e incertidumbre se convierte en una norma frecuente para cada proyecto de diseño, cuando el diseñador queda permanentemente expuesto a una subjetividad nunca bien definida y su talento o gestión están supeditados al menor precio ofrecido o a una mala práctica corporativa? (me refiero a los llamados en que el ganador está previsto de antemano o el menor precio ya está asignado “bajo cuerda” y se licita por formalidad).
¿Costo de estar inserto en una disciplina indefinida?
Estos son temas serios para asociaciones gremiales serias (no en el sentide del humor).
¿Quién toma la posta?
¿Qvid?
¿CDP?
La experiencia de variados profesionales de diseño y la mía incluida no ha estado exenta de grandes y pequeños robos de propuestas imputables a esta práctica, a esta suerte de catálogo abierto de ideas que suelen ser los llamados a concurso.
Oponerse enérgicamente al trabajo especulativo (ver NO-SPEC) es un paso inicial necesario y casi obvio, por el cual estamos obligados a exponernos a la realidad de nuestra profesión, definiéndola como una respuesta emotiva, perceptual y funcional a la necesidad o la demanda de alguien, que nos coloca tras la búsqueda, conceptualización y ejecución de soluciones que realmente sean lo que prometen ser: soluciones efectivas, eficientes y relevantes para la comunicación o para mejorar las experiencias de vida humana.
Digo esto porque a fin de cuentas quien roba una solución formal, un diseño en su dimensión perceptible (el formato de una publicación, el uso de materiales, las combinaciones de colores, la proporcionalidad ergonómica, etc.) lo hace en la creencia de que cualquier solución basada en un brief escueto y sin intermediación del mandante (ya sea como comercializador, distribuidor o comunicante) puede ser buena en tanto satisfaga (como indica Cassisi) criterios del gusto apropiado o no a la circunstancia del encargo –¡cuando esto se toma en cuenta y no se carga la decisión formal al gusto de un directorio de empresa, o de un product manager!-, descontando que naturalmente queda implícito en el “robo” que la buena idea de diseño es gratis y descontextualizable sin pérdida de calidad.
¿Es así?, ¿estamos de acuerdo con esto?, ¿por qué la definición de cargo de algunos encargados de marketing y product managers no estipula dentro de sus responsabilidades la de diseñar, de tal forma que el costo implícito sea imputable a los honorarios de estos personajes?, ¿es válido que regalemos horas de sueño, de vida, de trabajo productivo para alimentar portafolios ajenos?
Estoy de acuerdo que en ciertas ocasiones hay un costo de riesgo y oportunidad frente a los cuales se está dispuesto a trabajar concienzudamente y exponer parte del trabajo con el objeto de aspirar a un encargo de proyecto mayor. Esta suerte de incentivo en situaciones de gran incertidumbre pueden convertirse en valiosas oportunidades para optimizar procesos o para productivizar mejor la oferta del diseñador, pero ¿qué pasa cuando este riesgo e incertidumbre se convierte en una norma frecuente para cada proyecto de diseño, cuando el diseñador queda permanentemente expuesto a una subjetividad nunca bien definida y su talento o gestión están supeditados al menor precio ofrecido o a una mala práctica corporativa? (me refiero a los llamados en que el ganador está previsto de antemano o el menor precio ya está asignado “bajo cuerda” y se licita por formalidad).
¿Costo de estar inserto en una disciplina indefinida?
Estos son temas serios para asociaciones gremiales serias (no en el sentide del humor).
¿Quién toma la posta?
¿Qvid?
¿CDP?
Etiquetas: Observaciones casuales
4 Comments:
Extraordinariamente, he removido un comentario acusatorio que había sido puesto anónimamente en este espacio, así que paso a explicarme:
- Este blog pretende reflexionar y a veces discutir ideas, tendencias y proyectos. NO personas.
- Ningún comentario anónimo merece demasiada atención, de hecho el que esté haciendo este "acto de censura" es precisamente porque la acusación me incomodaba y para sacarse esa incomodidad están los tribunales de justicia y las asociaciones gremiales, donde con número de identidad, dirección, teléfono y prontuario se ajustan cuentas, no con notitas sin firmar metidas bajo la puerta.
- ¿Antidemocrático?, naturalmente en mi casa y conmigo mismo no existe democracia, en casa manda mi mujer.
- Por último, si alguno tiene alguna cuita pendiente conmigo o con cualquier otro hay que meter la mano al bolsillo y actuar consecuentemente, hacerlo anónima y gratuitamente me hace perder tiempo, como los valiosos diez minutos que me ha hecho perder esta nota.
AMT
By Alvaro, at 9:16 a.m.
respecto a este tema te invito a ver la discusión que se está llevando acabo en Magentta: http://www.colormagenta.cl/quien-dijo-concurso/2007/05/14/
By pedRock, at 6:11 p.m.
No estoy tan seguro que haya intención de dolo en el concurso, muchas veces el asesoramiento legal de las grandes empresas "sobreprotegen" intereses no siempre muy claros. Y claro la jerga legal no es precisamente aclaradora.
Tengo la mejor impresión de Falabella pues alguna vez trabajé para ellos haciendo catáogos y son pagadores y acreedores muy decentes (ja).
La sobrerreacción no me parece mala, ni tira para abajo ni nada. Creo que es necesario que las dudas se hagan públicas y que se haga fuerza para que cada vez los concursos sean más transparentes y no meros ahorros corporativos por los cuales hordas de profesionales se saquen los ojos tal vez para que caprichosamente se declaren desiertos. Por otro lado los estudiantes deben meterse en estas cosas por experiencia y como ejercicio de voluntad.
A mi me inquietan muchas veces más las licitaciones oscuras y cortadas bajo la mesa, en que corremos grandes y chicos para que un directorio decida en orden a criterios nunca expresados en base alguna, quizás por precio, quizás por compromiso.
Ahora el brief... ¿esa es la verdad profunda de los jóvenes, es un insightn apropiado?
Eso si me da un poco de escalofrios
Saludos
AMT
By Anónimo, at 10:49 p.m.
Hola mi nombre es Tere, soy de Cd. Juárez, México. Me topé por casualidad con este espacio y me agrado bastante, asi que felicidades. Este tema en específico me llamo mucho la atención, yo le cedo la razón. En mi caso particular, yo he querido en varias ocasiones entrar a concursos de diseño, yo estoy a punto de graduarme así que pienso que entrar a concursos es una muy buena opción para empezar a crecer y a darme a conocer, pero precisamente por lo que se menciona aquí no lo he podido hacer, tengo varios diseños que considero son muy buenos y dignos de entrar a concurso, pero lo lo he hecho precisamente por el temor del plagio; es difícil para mi registrar mis diseños ya que no es del todo económico y por el momento no esta dentro de mis posibilidades, espero pronto poder hacerlo porque creo q me merezco ganar o al menos intentar ganar un premio por mi creatividad.
Si alguien sabe alguna manera más fácil de poder hacer esto, agradecería que me pasaran el tip.
Muchas gracias y felicidades e nuevo
By Anónimo, at 3:40 a.m.
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