Ay, la teoría me hace mal profesor
(divagaciones del profesor, que también sabe ser diseñador)
Yo nunca pensé que una parte de mi vida (4 años hasta hoy) iba a transitar por la docencia de diseño. Durante muchos años mi horizonte circulaba por el marketing directo, el diseño editorial, la supervisión y control de calidad de imprenta y el "diseñar lo que sea para el cliente que sea".
Como no me iba mal nunca percibí muy dramáticamente que a los diseñadores se les tratara para la "patada y el combo" como dice Rodrigo Walker, al menos no a quienes trabajaban conmigo. Sin embargo, paulatinamente comencé a vislumbrar que había ciertas expectativas por parte de los clientes, empleadores y los diseñadores mismos que resultaban incoherentes y esotéricas al compararlas con la formación académica que habíamos recibido.
No pocos de mis compañeros sentían que en la escuela no habían aprendido nada útil, que el trabajo de diseñador era otra cosa y por ahí me di cuenta que como no nos tomaban en serio no nos pagaban demasiado en serio, como si lo que hace el diseñador fuera un default para el sistema, algo que debía estar pero que no debía ser demasiado relevante. Mal que mal se estilaba presentarnos como "los artistas", "los creativos", cuando a lo sumo muchos sólo se aprovechaban de ese mito para no usar corbata y escuchar música diferente en la oficina.
Sin embargo creo que en la práctica aprendí que hacer diseño era realmente irrelevante si el diseñador no ejercía una cierta dosis de poder en la toma de decisiones, y es ahí donde la teoría se me hizo escasa y cuando no ausente.
En medio de estos vaivenes comencé a hacer clases y descubrí otro problema que se iba a convertir en dolor de cabeza ¿cómo hacer que mis alumnos crean en lo que digo?, ¿la teoría tiene sentido antes o después del proyecto?, ¿los estudiantes sabrán leer, serán capaces de darle sentido a mis palabras o tendré que usar otros atajos?.
Lamentablemente hemos perdido mucha tradición oral y escrita, aunque abogados y dentistas están obligados a leer, a entender, a ser conscientes, a ser autocríticos y a estar informados, los diseñadores como dice Raquel Pelta "no leen", peor aun los estudiantes de diseño leen poco y se aburren de tener que ser obligados a pensar de manera artificiosa en una actividad que en la práctica sólo existe donde hay objetos, imágenes, cosas concretas, no divagaciones en lenguas muertas.
Honestamente creo que la teoría es parecida a la tarea de un médico forense que pretende averiguar la causa de la muerte ante un cadáver descompuesto. Nada creativo aparentemente, apenas una indagación constatatoria de lo que ya todos ven, una especie de: "pero si está muerto, sólo basta ver el fiambre".
Y lo peor es que nadie diseña mejor por volverse teórico, de hecho nadie es diseñador sólo por estudiar diseño. Sin embargo algo pasa cuando le damos a nuestro pensamiento herramientas conceptuales que nos ayudan a pensar y ahí está el quid del asunto.
¿Puede la mente del diseñador ser alimentada sistemáticamente para conseguir resultados exitosos?, ¿debe el diseñador estar consciente de que diablos es lo que hace cuando se transforma en el "pintamonos" de sus clientes?
Ya siento que me gritan: "mientras me paguen bien soy pintamonos de lo que sea".
Pero ahí llegamos al clavo en el costado en que toda experiencia se desvanece como agua en el agua: diseño es una de las profesiones peor pagadas por lo que hace pero muy bien evaluada por lo que se espera de ella. Por cierto yo no le pagaría un honorario elevado a un médico forense por curarme una infección al oído, pero si esperaría que supiera mucho sobre el cuerpo humano, también podría esperar muchas cosas de él si necesito saber más sobre los efectos de cierta enfermedad.
Por eso mantengo una relación paradójica con la teoría, le creo y no le creo, la respeto pero no voy de rodillas en su procesión. Sin embargo, de algún modo los diseñadores debemos inventar o construir una conciencia de la disciplina. Los países, las empresas, la cultura espera muchas cosas del diseño (innovación, diferenciación, competitividad, eficacia, eficiencia, identidad), ninguna de ellas relacionadas con la teoría (sin embargo hablar de ellas ¿no es hacer teoría?), aun así debemos conocer el territorio del diseño, las herramientas conceptuales y el ámbito de dominio que le ha sido asignado por la cultura y la economía, y aun más, las proyecciones futuras de una actividad cuyas herramientas técnicas se renuevan cada seis meses, semana a semana.
Para eso hay que asumir que aunque nuestra conversación es fragmentaria no debemos desconocer que de estas cosas también se habla, que debemos aprender a usar la teoría, a pedirle lo que es capaz de dar y darnos cuenta cuando dejar de pedirle y actuar por nuestra cuenta.
Esa es la teoría que me interesa. La que me ayuda a articular en mi cabeza los porqué, qué y cómo del diseño.
Yo nunca pensé que una parte de mi vida (4 años hasta hoy) iba a transitar por la docencia de diseño. Durante muchos años mi horizonte circulaba por el marketing directo, el diseño editorial, la supervisión y control de calidad de imprenta y el "diseñar lo que sea para el cliente que sea".
Como no me iba mal nunca percibí muy dramáticamente que a los diseñadores se les tratara para la "patada y el combo" como dice Rodrigo Walker, al menos no a quienes trabajaban conmigo. Sin embargo, paulatinamente comencé a vislumbrar que había ciertas expectativas por parte de los clientes, empleadores y los diseñadores mismos que resultaban incoherentes y esotéricas al compararlas con la formación académica que habíamos recibido.
No pocos de mis compañeros sentían que en la escuela no habían aprendido nada útil, que el trabajo de diseñador era otra cosa y por ahí me di cuenta que como no nos tomaban en serio no nos pagaban demasiado en serio, como si lo que hace el diseñador fuera un default para el sistema, algo que debía estar pero que no debía ser demasiado relevante. Mal que mal se estilaba presentarnos como "los artistas", "los creativos", cuando a lo sumo muchos sólo se aprovechaban de ese mito para no usar corbata y escuchar música diferente en la oficina.
Sin embargo creo que en la práctica aprendí que hacer diseño era realmente irrelevante si el diseñador no ejercía una cierta dosis de poder en la toma de decisiones, y es ahí donde la teoría se me hizo escasa y cuando no ausente.
En medio de estos vaivenes comencé a hacer clases y descubrí otro problema que se iba a convertir en dolor de cabeza ¿cómo hacer que mis alumnos crean en lo que digo?, ¿la teoría tiene sentido antes o después del proyecto?, ¿los estudiantes sabrán leer, serán capaces de darle sentido a mis palabras o tendré que usar otros atajos?.
Lamentablemente hemos perdido mucha tradición oral y escrita, aunque abogados y dentistas están obligados a leer, a entender, a ser conscientes, a ser autocríticos y a estar informados, los diseñadores como dice Raquel Pelta "no leen", peor aun los estudiantes de diseño leen poco y se aburren de tener que ser obligados a pensar de manera artificiosa en una actividad que en la práctica sólo existe donde hay objetos, imágenes, cosas concretas, no divagaciones en lenguas muertas.
Honestamente creo que la teoría es parecida a la tarea de un médico forense que pretende averiguar la causa de la muerte ante un cadáver descompuesto. Nada creativo aparentemente, apenas una indagación constatatoria de lo que ya todos ven, una especie de: "pero si está muerto, sólo basta ver el fiambre".
Y lo peor es que nadie diseña mejor por volverse teórico, de hecho nadie es diseñador sólo por estudiar diseño. Sin embargo algo pasa cuando le damos a nuestro pensamiento herramientas conceptuales que nos ayudan a pensar y ahí está el quid del asunto.
¿Puede la mente del diseñador ser alimentada sistemáticamente para conseguir resultados exitosos?, ¿debe el diseñador estar consciente de que diablos es lo que hace cuando se transforma en el "pintamonos" de sus clientes?
Ya siento que me gritan: "mientras me paguen bien soy pintamonos de lo que sea".
Pero ahí llegamos al clavo en el costado en que toda experiencia se desvanece como agua en el agua: diseño es una de las profesiones peor pagadas por lo que hace pero muy bien evaluada por lo que se espera de ella. Por cierto yo no le pagaría un honorario elevado a un médico forense por curarme una infección al oído, pero si esperaría que supiera mucho sobre el cuerpo humano, también podría esperar muchas cosas de él si necesito saber más sobre los efectos de cierta enfermedad.
Por eso mantengo una relación paradójica con la teoría, le creo y no le creo, la respeto pero no voy de rodillas en su procesión. Sin embargo, de algún modo los diseñadores debemos inventar o construir una conciencia de la disciplina. Los países, las empresas, la cultura espera muchas cosas del diseño (innovación, diferenciación, competitividad, eficacia, eficiencia, identidad), ninguna de ellas relacionadas con la teoría (sin embargo hablar de ellas ¿no es hacer teoría?), aun así debemos conocer el territorio del diseño, las herramientas conceptuales y el ámbito de dominio que le ha sido asignado por la cultura y la economía, y aun más, las proyecciones futuras de una actividad cuyas herramientas técnicas se renuevan cada seis meses, semana a semana.
Para eso hay que asumir que aunque nuestra conversación es fragmentaria no debemos desconocer que de estas cosas también se habla, que debemos aprender a usar la teoría, a pedirle lo que es capaz de dar y darnos cuenta cuando dejar de pedirle y actuar por nuestra cuenta.
Esa es la teoría que me interesa. La que me ayuda a articular en mi cabeza los porqué, qué y cómo del diseño.
5 Comments:
Hola, soy de Argentina, tu blog es muy interesante.
Me animo a escribirte porque esa relación que describís sobre la teoría, hace que me identifique.
Es un tema en el que siempre pienso. Cuando estamos en la facultad nos hacen ver las teorías de diseño como una guía inobjetable, inamovible. Con la práctica parece todo lo contrario, y esa "teoría" parece ser inútil o una burla.
Hace poco un cliente me preguntó, en referencia a un desacuerdo sobre la marca que le estaba haciendo, si había "algo" o una "forma" que pudiera definir objetivamente cuándo un "logo" es bueno o es malo, cuándo funciona o no funciona.
En el momento le di un discurso, bla, bla, etc. Pero la respuesta, estoy convencido, es NO, no hay nada (tan concreto), más allá del gusto y cierto "sentido común" que diga que es bueno o no un producto de diseño. Nisiquiera que "la campaña" funcionó bien o mal, por ej., porque pueden influir muchísimos más factores que un acierto en la metáfora, el color o la estética que usamos. La teoría visto como algo mágico, que pueda pre-decir un buen resultado, lo veo cada vez más lejano. ¿Será que la teoría viene siempre corriendo detrás de la práctica, Justificándola según el momento y paradigmas vigentes? Podrá decirse que así se forma la teoría. Puede formarse, pero en algún momento tiene que ser una base sólida. Parece imposible en diseño lograr una teoría con esas características. De hecho, se supone por ej. que es una profesión proyectual, cuando hoy en día ese rol proyectual lo ganó el marketing, por nombrar algo. ¿Se transformó en algo tan posmoderno que ni puede ser definido?
No quiero terminar de convencerme, pero cada vez dudo más si no el diseño no es sólamente artes aplicadas, como muchos afirman, y nada más. Que la teoría es para otros, a menos que se incursione más profundamente, ¿cuántos diseñadores podrían proyectar y realizar un brief? ¿Es eso? ¿Se puede ir hacia el lado de una teoría acotada, que va siempre detrás de la estética y la práctica? ¿o es hora de encaminar hacia el lado proyectual, y proveernos de más herramientas en esa área?
En el área de plasmarlo, veo al diseñador como algo que va a extinguirse pronto. ¿Para qué se va a querer educar gente que sólo sepa acomodar estéticamente una consigna, si a esta altura hay miles de autodidáctas?
No se, ¿vos qué opinás?
By Anónimo, at 5:02 p.m.
qué cosa eh, no publicas los comentarios. ¿Qué pasa? Si no aceptás comentarios diferentes al tuyo, o considerás inferior a la gente, o algo por el estilo ¿para qué das la posibilidad de comentar?
By Anónimo, at 12:10 p.m.
qué cosa eh, no publicas los comentarios. ¿Qué pasa? Si no aceptás comentarios diferentes al tuyo, o considerás inferior a la gente, o algo por el estilo ¿para qué das la posibilidad de comentar?
By Anónimo, at 12:11 p.m.
Excelente, comparto tu percepción de la teoría y la práctica, de hecho no soy muy buen lector y además tengo mala memoria, pero creo que las asociaciones ente la teoría y la práctica tenemos que comenzar a UTILIZARLAS en nuestro que hacer como diseñadores, siento que hoy en día hay mucha lectura sobre teoría del diseño y ejemplos de buenas practicas que se realizan en el extranjero (Ideo, Nodecompany), pero falta comenzar a implementarlas. Como diseñadores siempre trabajamos contra el tiempo y esto sumado a la baja remuneración por proyecto, hacen que tomemos muchos proyectos en plazos reducidos, esto nos impide tomar los desarrollos como debieran ser, concretando etapas, dándonos el tiempo para conocer a nuestro cliente, realizar brief del proyecto, reuniones de trabajo con el cliente (tormenta de ideas), etc. La utilización de teoría, fortalece el proceso de diseño y permite un desarrollo que no implica el objeto o el servicio resultante sino que se logra entender al cliente en su forma más completa y permite realizar aportes en aspectos que van desde antes del pedido del cliente ( en especial en las pequeñas empresas). La idea es dejar el diseño del chispazo de creatividad y comenzar a incorporar las herramientas que dan orden y encaminan los desarrollos que emprendemos, si no nos alejamos del concepto del diseñador hippie creativo, nunca lograremos contar con la importancia que se merece nuestro cargo en las empresas Chilenas.
Max Johansson F.
max.johansson@mcubo.cl
www.surikatgroup.com
www.mcubo.cl
Lecturas recomendadas:
"Diseño y Desarrollo de Productos" Ulrich
www.neuronilla.com, técnicas de creatividad
By Anónimo, at 1:07 a.m.
Comentario tardío...
Descubrí hace poco estos comentarios.
Me gustaría responderles en un post entero, como disculpa, pero el maldito tiempo me devora. Pero me reivindicaré...!!!
By Anónimo, at 11:26 p.m.
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