Reflexiones, Teoría y Cultura de Diseño

01 julio 2005

Mitin Manifesto

Cuando los diseñadores hablamos de Diseño corremos el peligro de llenarnos la boca de aire. Los diseñadores somos en muchos casos experimentadores o exploradores de vías posibles de solución, de salidas viables a problemáticas invisibles. Se nos exige una determinada estatura para contemplar las cosas y por ende una capacidad empática que sepa escuchar y leer a quienes requieren de estrategias y soluciones a sus necesidades (ya sean objetos, imágenes, ideas, frases o experiencias nuevas), cuando no se nos pide descubrir puertas a nuevos mundos donde nadie más lo ha hecho.
Nada muy diferente de lo que un buen profesional "innovador" y "emprendedor" se supone debiera ser capaz de hacer.
Pero para el Diseño parece que estos fueran tópicos nuevos. O quizás tópicos tan reiterados en la práctica silenciosa, en la búsqueda de la solución adecuada al cliente, que finalmente se las percibe de lejos como si se hablara de algo que suena a conocido, pero que a la larga produce apenas más de lo mismo, que es una triste forma de decir nada nuevo.
Sin embargo, el mundo se mueve. La velocidad vertiginosa del caleidoscopio impide detenerse a fijar la forma exacta del dibujo de nuestra realidad inmediata. Estos cambios de paisaje se notan y se sienten cuando se diseña desde la trinchera, se notan en la artillería técnica necesaria para responder eficazmente a los requerimientos y expectativas del mercado, se siente en el estatus de aparente "vanguardia" con que los diseñadores deben vestir la atmósfera de su entorno.
¿Cómo cumplir con estas demandas adecuadamente?, ¿cómo estar al tanto de cuanta tecnología es el mínimo necesario para no desperdiciar recursos y a la vez estar a la altura de los desafíos?, ¿qué historias debe contar (y contarse) el diseñador para llegar a despertar en si mismo y quienes lo rodean la conciencia justa y precisa de aquello que él es y lo que es capaz de dar?.
Hablar de Diseño y no llenarse la boca de aire va a requerir un esfuerzo consciente, y una disciplina que no podemos descolgarla de otro árbol que no sea el de la práctica rigurosa y perspicaz de "aquello que el diseñador hace", que entierra las patas de su proyecto en áreas como la gestión productiva, la gestión del conocimiento, la gestión cultural, la gestión empresarial, la aplicación de tecnologías, los paradigmas económicos en práctica, la experiencia del usuario, la usabilidad, la experimentación conceptual, la trascendencia social del Diseño y muchísimos otros tópicos invisibles que son concernientes no sólo al Diseño y los diseñadores, sino que atraviesan y dan sentido a la actividad humana en general, como son la tecnología, la política, la economía y la cultura (que en última instancia las abraza a todas).
Juntarnos a hablar de todo esto con la cara vuelta al mundo es el espíritu con el que intentamos dialogar. Que nos conozcan desde nuestro sentir y pensar es tan valioso como hablar por nuestros proyectos. Proyectarnos juntos en la palabra es un eslogan con el cual hemos hecho y deshecho en infinitas charlas informales, en infinitos artículos de opinión perdidos en páginas de revistas irrecordables, en salas de clases no siempre llenas y en reuniones con clientes no siempre muy convencidos.
Reunirnos entonces para indicar caminos posibles y, lo que más importante aun, para poner a la vista lo que lleva implícito tantos años es lo que nos junta en este mitin.
Lo demás es seguir trabajando.