Reflexiones, Teoría y Cultura de Diseño

26 septiembre 2010

Acerca de “Cosas que me molestan del diseño y los diseñadores”

Tuve algo así como mis quince minutos de fama en FOROALFA. ¡Jamás había recibido tantos comentarios ni votos!...  Como a cualquier humano (más o menos sensible) me emocionaron las adherencias y sentí mucha perplejidad con los detractores. Quienes me conocen sabrán que fuera del formato profesional soy una persona más bien observadora y cauta, por lo tanto decidí agregar algunas palabras al artículo, pero desde mi modesta trinchera abandonada del blog.

Me detuve a leer todos los comentarios, favorables y adversos, que cosechó mi primer texto visceral sobre el diseño y me gustaría profundizar, un poquito, sin pretensiones doctorales en mis creencias sobre la profesión del diseño, su práctica, su educación y su lugar en el mundo.
Es un hecho que algo no anda bien en nuestro ecosistema profesional. Mis palabras no son sino la traducción de largas conversaciones que hemos mantenido no sólo con mis amigos diseñadores, algunos de larga y exitosa trayectoria y otros de cortas y difíciles historias, sino además con profesionales de otras áreas que han debido relacionarse recelosamente con nosotros. Además, muchos de los tópicos que me parecen pecados de la profesión, los he cometido con frecuencia, inconsciencia y finalmente con incomodidad, por lo tanto me arrimo oportunamente a la sentencia de Jung: “uno no alcanza la iluminación fantaseando sobre la luz sino haciendo consciente la oscuridad”.

El diseño
Creo que desde el inicio la palabra diseño es un concepto muy grande, tan amplio que se ha reunido convenientemente demasiados oficios y prácticas en él, lo que ha contribuido a producir la creencia que es posible tener teorías y metodologías unificadoras al mismo tiempo que tácitamente se alaba la genialidad individual. Aprendemos con más facilidad a admirar la obra terminada que el proceso y el contexto de esa obra. Con un poco de suerte, eso nos lo enseña la práctica profesional… práctica que nos descubre de improviso sin las herramientas adecuadas para pensarnos en el mediano y largo plazo, sin recursos suficientes para darnos a entender en el mercado, cuya realidad (qué duda nos queda) ha inundado todos los resquicios de la cultura humana.
Pocos de los supuestos que alguna vez nos declararon en las escuelas de diseño llegan a cumplirse en la práctica, muchos de los conocimientos académicos recibidos acaban olvidados por su irrelevancia… ¿qué perdura finalmente?
El trabajo hecho, el proyecto concreto, la idea llevada a su expresión material.

¿Hay responsables?
El pensamiento actual muy convenientemente ha reubicado toda responsabilidad en el individuo, sin embargo como seres sociales que somos, podemos convenir que muchas de nuestras actuales circunstancias profesionales sin duda se originan en un modelo educativo que da la espalda al mundo laboral. Modelo educativo que sospecho ha debido validarse de cara a las exigencias académicas de un estado ignorante probablemente pesimamente asesorado, de metodólogos de la educación que ignoran de qué trata el mercado, la industria y la economía del diseño.
Sobre la problemática estratégica de los diseñadores, la sobreoferta y la devaluación del trabajo profesional, no tengo más que agregar que lo más lúcido y devastador oído por mí lo ha dicho y profundizado Fernando del Vecchio al aplicar a nuestra profesión un simple análisis de las 5 fuerzas de Michael Porter. Quizás el mismo diagnóstico, la ausencia de barreras de entrada, las sustituciones, el punto de inflexión 10X, etc. expliquen muchas otras cosas: los egos y susceptibilidades, la incapacidad de oír, esa idea señorial de que el diseño profesional con sus 4, 5 ó 6 años de estudio debiera ser mejor que el diseño técnico, o que el diseño espontáneo e intuitivo de aquel que aprendió “el oficio” en la práctica.
Cuando era chico, la gente hablaba que cuando no era posible dialogar se estaba ante una “bolsa de gatos”, sospecho que estas batallas de enfoques, creencias y orientaciones terminan siempre estrellándose en la cruel y simple actividad de diseñar que llevan a cabo los profesionales, oficinas y agencias.
Creo que hay métodos y procesos que definen un “ahora” de cada especialidad que se autodefine como diseño, así como hay un teorizar acerca de las posibilidades y oportunidades de incidir en el mundo futuro mediante un pensamiento propio, un modo de ver las cosas mucho más holístico y sistémico (tal vez lo que se ha llamado design thinking va tras ello, aunque no necesariamente por el éxito de los diseñadores).
Se me vienen a la cabeza dos cosas: la imposibilidad de exigir virtud a quien ha sido privado de sus necesidades básicas y la vieja enseñanza de proveer el pan junto con las herramientas para poder seguir proveyéndolo ¿qué tiene que ver esto con el diseño?
Como alguien comentó, sin duda los diseñadores hemos recibido conocimientos heterogéneos, habilidades heterogéneas a través de mecanismos también heterogéneos ¿hay alguna posibilidad de exigirnos homogeneidad teórica, ideológica o simplemente práctica? Nuestras formaciones han sido divergentes, a veces confusas, incompletas, desenfocadas respecto a la necesidad económica, social y cultural que ha hecho necesario que existan diseñadores ¿habrá alguien que se haga responsable de esto, un culpable o un héroe que nos rescate?
Por otro lado la educación, que vive una de sus más profundas crisis en estos días, sólo nos reafirma que de verdad nadie que no tenga un incentivo va a ocuparse de resolver las incongruencias del cuerpo de conocimientos del diseño, de prácticas, métodos y procesos para la formación de las generaciones futuras. La educación profesional, no sólo la del diseño, ha entrado en un círculo vicioso que necesita seguir (de)formando profesionales bajo un esquema obsoleto para poder subsistir y quizás, finalmente cuándo ya no tengan opciones, reformular sus argumentos, capacidades e incentivos. Mientras la educación se limite a ser un modelo de negocios sin sustentabilidad futura las profesiones se alimentarán de otras fuentes más confiables, actuales y accesibles.

Y por cierto…
Los que no entendieron mis “palabras complicadas”… lo siento, de eso si que no me hago cargo.

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20 septiembre 2010

Rabieta de hombre grande (FOROALFA)

Cosas que me molestan del diseño y los diseñadores | Álvaro Magaña

A ratos es bueno hacer un ejercicio de sincera liberación que permita precisar críticamente cuales son las definiciones fundamentales de nuestras trincheras cotidianas.

Tras mucho trabajar en diseño y con diseñadores, tanto en el ámbito académico y gremial como en la práctica profesional, se me aparecen algunos descargos que quisiera hacer a través de este medio, leído y comentado por tantos buenos y respetables diseñadores.
¿Qué me resulta insoportable del diseño?
Primero, una dimensión de este oficio que me parece crítica son los espacios de relación que se crean en torno a la educación, discusión y ejercicio del diseño. Estos me parecen generalmente insustanciales, excluyentes, innecesariamente retóricos o artificiales, inconducentes a ninguna acción o reflexión de peso, lo que me parece bastante grave considerando que se trataría de la fuente de las conversaciones clave de esta disciplina. Prueba palmaria de esta ligereza conceptual es que la pregunta sobre ¿cuál es el mejor modelo educativo para la formación profesional de los diseñadores? en nuestra modesta cultura hispanoamericana sigue sin una respuesta modélica... Leer en FOROALFA

08 septiembre 2010

Factor Diseño septiembre 2010







Marcas que quieren parecer
¿Qué esconde la seda que viste a la mona?

Todo lo que una organización hace, todo lo que ella piensa y todo lo que siente, tarde o temprano acaba saliendo a la superficie y poniendo en evidencia la verdadera identidad de su marca. El "cómo se hacen las cosas" también afecta la percepción del consumidor. 

FACTOR DISEÑO DE PROCORP